Miami, el golpe final

Por Frank Lozano:

El periódico británico The Guardian publicó una nota en la que sugiere que Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, utiliza un departamento en la ciudad de Miami propiedad de lo que el diario llama “un posible” proveedor de contratos para el gobierno.

Presidencia desmiente escuetamente la información. El propietario del inmueble, Ricardo Pierdant, no niega que el departamento es utilizado por la primera dama de México, pero dice que su empresa nunca ha pedido un favor al presidente.

Por su parte, José Luis Montenegro, el reportero que redactó la nota, sustenta sus dichos en lo siguiente: menciona la relación personal del presidente con el dueño del departamento, misma que se remonta a sus épocas de estudiantes en la universidad; presenta un documento oficial, referente al pago de 29 mil dólares de impuesto predial, realizado por una empresa cuyo propietario es el señor Pierdant, al bien inmueble propiedad de Angélica Rivera; presenta un documento solicitado por transparencia, en el que refiere que en el año 2014 se le adjudicó un contrato de servicios a la señora Aurora Pierdant, hermana de Ricardo Pierdant y quien cabildeó para la presidencia de la república la reforma energética.

Hasta aquí el rompecabezas. Un rompecabezas inacabado que no prueba nada, pero que enseña mucho. No acusa, sugiere; pero en la sugerencia nos remonta al pasado inmediato, donde aparecen en la memoria de todos la casa blanca y la casa de Malinalco, esta última propiedad del secretario Videgaray.

El grupo Pierdant ya quedó vacunado contra cualquier posibilidad de tener un contrato. El presidente y su esposa se ven envueltos nuevamente en un escándalo. Su posibilidad de defenderse es baja. En la percepción del mexicano se trata de una pareja corrupta. De un mandatario mal calificado y de una primera dama a la que se tacha de frívola y derrochadora de recursos públicos.

Nadie sabe cuál es la verdadera intención de The Guardian al publicar una nota que colinda con el chisme, que por momentos es floja. Lo cierto es que llega en un momento en el que la Presidencia de la República recién comenzaba a trazar una ruta para recuperar la imagen de Peña Nieto.

La nota, certera o tendenciosa, termina por sepultar el perdón ofrecido por Peña Nieto, consolida en la mente de los mexicanos la idea de que la actual administración federal actúa de espaldas a la transparencia. De igual forma, abre un episodio de dimes, diretes y especulaciones que eventualmente podría derivar en hallazgos más sólidos.

¿Será este el golpe final que termine por mandar a la lona al PRI? Lo más probable es que así sea.