Manual para Identificar Pejezombies

Por Bvlxp:

Ya sabemos: reviven cada seis años. Cada elección presidencial es el llamado de la luna llena que los invita a salir de su letargo para responder por los siglos de los siglos al llamado del Señor. Durante sus seis años de hibernación, recuperan su forma normal y hasta interactúan con el mundo. Hacen penitencia y se prometen que nunca más votarán por Él, que la izquierda (lo que sea que eso signifique ahora o lo que quede de ella tras de Él) ya necesita un candidato que no parezca que se está derritiendo, que ahora sí el viejo ya chocheó, ya enloqueció o simplemente que ya chole. Pero, al final, no importa lo que pase o lo que Él diga o haga (incluso podría sacar una pistola y matar a alguien en pleno Paseo de la Reforma), siempre han de responder a su irresistible e imperioso canto seductor. Ellos son Los Pejezombies, la fauna política más consistente que se haya visto en México. Los votantes con los que soñaba Echeverría, los que siempre quiso el PRI y cuya lealtad sólo pudo comprar. Ahora que comienza la campaña por la Presidencia de la República, proponemos este Manual para la rápida identificación del pejezombie en las zacapelas electorales y para su rápida neutralización:

  • Lo que Él pronuncia sólo es aceptable salido de sus labios. El ejercicio consiste en tomar una barbaridad de las que dice cualquier día AMLO e imaginarla dicha por Enrique Peña Nieto, por Felipe Calderón o por cualquier miembro de La Mafia del Poder. Si en ese caso sería un escándalo pero en AMLO por algún truco argumentativo es aceptable, estás frente a un pejezombie. También funciona con argumentos equivalentes pero hechos desde el otro bando. Por ejemplo: imagina el escándalo y la indignación sin fin si Ricardo Anaya dijera que los egresados de escuelas públicas (como la UNAM y el Poli) tienen la culpa de la devaluación y el estancamiento económico desde el sexenio de José López Portillo hasta el de Ernesto Zedillo Ponce de León. Voilà.
  • El Método Inductivo todo lo resuelve. Si usan ejemplos particulares para disculpar una propuesta de política pública disparatada, estás ante un pejezombie de buen calibre. Por ejemplo: estudiante indígena mazatleca de excelencia que lleva todos los días de su vida levantándose a las tres de la mañana para poder estudiar es rechazada en la UNAM. Ergo, hay que eliminar los exámenes de admisión para toda la educación superior; lanzar aforismos irrebatibles como “la educación es un derecho humano” y un largo etcétera que en la práctica desemboca en bodrios como la “Universidad Autónoma de la Ciudad de México”, lugar donde ni el más avezado pejezombie quiere dar clases.
  • El irrebatible blahblahblah. El pejezombie más articulado está entrenado para decir nada hablando mucho, para marear con frases hechas que nada significan. Aprendió de la escuela del “desarrollo estabilizador” de “arriba y adelante” y lo tradujo en “primero la gente, después el programa y al último los cargos”, “por el bien de todos, primero los pobres”, “democracia ya, patria para todos” y cosas del estilo. Creen que la patria se recompone a punta de frases sacadas de su manual de la demagogia. En la insolación de la plaza pública se encuentran todas las soluciones de la patria.
  • La Patria y otros fetiches. El pejezombie tiene muy bien calibrada su escala de valores. Si el Iluminado se hace acompañar en su bregar por un bribón, será por un bien superior que al final significa La Patria. No importa cómo se llegue, pero hay que llegar. La prioridad es la patria porque sólo Él la encarna. No importa que haya trepado el altísimo altar apilando bolsas de basura porque Él no habrá de mancharse. El cielo de AMLO es impoluto, las escaleras se barren de arriba hacia abajo y ya barrerá el camino que lo llevó a su codiciado Olimpo. No importa si el nuevo Olimpo está repleto de otrora traidores de La Patria y aniquiladores de la esperanza de La Gente. Él sabrá hacer fértil cualquier tierra yerma y a todos los pecadores les hará su santoral.
  • La falacia que todo demuestra. El insumo básico de trabajo del pejezombie es la falacia. Si te atreves a afirmar que la democracia plebiscitaria que quiere instaurar Su Santidad acabaría con la democracia liberal y llevaría necesariamente a su reelección y al fin de la Constitución, el pejezombie contraatacará rápidamente: “¿Y tú crees que existe la democracia?”. Si cuestionas que en la salvación de la Patria lo acompañen Elba Esther Gordillo o Cuauhtémoc Blanco o René Bejarano o Napoleón Gómez Urrutia, el pejezombie rápidamente enfilará su solvencia argumentativa: ¿Y a ti te gustan los corruptos del PRI? Y así ad nauseam.
  • Todo es explicable, nada es lo que aparenta. Aunque pareciera que el líder se equivoca, el líder nunca se equivoca. Sólo es cuestión de explicar al líder. Ni un traspié se ha dado camino a la Gracia. Puede ser agotador estar todos los días, todo el día en Twitter explicando los motivos ulteriores de la Patria Encarnada, pero vale la pena. Si Él dice que los derechos de las minorías deben ser sometidos a consulta, no quiere decir que los desprecie, sino que hay otras prioridades. Si El Incuestionable dice que los alumnos del ITAM “salvo contadas excepciones” son unos corruptos, en realidad se está cuestionando a un modelo económico depredador. Si JuárezMaderoAMLO dice que se cancela el aeropuerto por sus pistolas, lo que en realidad existe es una sana intención de revisar licitaciones. Si El Impoluto dice que habrá de derribar el patrimonio común de los mexicanos que representa la Residencia Oficial de los Pinos para hacerlo un paseadero artístico, es porque la cultura es un valor incuestionable y Él no puede acostarse donde han pasado sus noches tantos corruptos.

Quizá el pejezombie alguna vez tuvo principios y rigor académico, pero en su forma actual es un irreconocible antidemócrata. Quizá nunca lo fue y nunca los tuvo, pero la putrefacción hace imposible saber quién era en su vida anterior.  Si uno te muerde, empiezas a creer que México es un país que debe ser incendiado por ellos y renacido de las cenizas. Como sucede con todos los otros zombies, es imposible razonar con un pejezombie. Lo mejor es sacarles la vuelta, teniendo presente que sólo los menos aptos son a los que los zombies les comen el cerebro. El pejezombie deambula por un largo camino en el que no hay esperanza y todo está fuera de su control, sometido a los caprichos de una fuerza que no logra descifrar y de la que es incapaz de liberarse.