La inauguración del Aula Magna Jacinto Pallares

Fue al mediodía del 3 de febrero de 1914, que en la Escuela Nacional de Jurisprudencia se realizó una ceremonia para develar el retrato del extinto profesor Jacinto Pallares, en un aula que desde esa fecha lleva su nombre.

Según la prensa de la época, al homenaje asistieron muchos de sus discípulos, entre quienes se contaron Nemesio García Naranjo, Ezequiel A. Chávez, Victoriano Pimentel, Antonio Caso, Eduardo Pallares, Antonio Ramos Pedrueza y Genaro García.

El maestro Ramos Pedrueza fungió como único orador y durante su discurso destacó: “Cumple hoy la Escuela Nacional de Jurisprudencia un gran deber al pagar con esta sencilla, pero intensa ceremonia, una deuda que todos los profesores de esta casa sentimos no satisfacer: la de conmemorar en sus aulas el recuerdo del ilustre profesor que durante más de veinte años sin interrupciones ni desmayos derramó aquí a torrentes el tesoro de su saber y la gallardía de sus talentos brillantes, luminosos, armoniosos, maestro vigoroso que fue a la par eminente publicista, que enriqueció nuestra exigida y bien modesta literatura jurídica, incansable batallador en el foro que siempre presentó en la barra la silueta del Abogado independiente y allí en más de una ocasión dio muestras de noble desinterés por la justicia, derrochando su vibrante palabra y sus fecundos recursos en causa de pobres intereses pecuniarios, las que engrandecía por el brillo que presentaba el debate judicial en el cual se destacaba su figura vigorosa de maestro y jurisconsulto”.

Asimismo, hizo una semblanza del profesor Pallares en la que terminó señalando que “tal fue […] la inapreciable labor del maestro cuyo nombre llevará siempre esta sala. Que esta ceremonia ayude a imprimir en las almas jóvenes el amor a la Patria, teniendo como base el amor a la justicia que en ésta debemos siempre cultivar con ardor”.

Acto seguido, García Naranjo, Ministro de Instrucción Pública, tiró del cordón y descorrió el velo que cubría el cuadro con el retrato respectivo, momento en que se desató una estruendosa ovación con la que terminó la ceremonia. Al día de hoy, la imagen del maestro Pallares se conserva en el aula que lleva su nombre en nuestra Facultad.