En el inicio del año de 1880 los alumnos de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, solicitaban al Ministro de Justicia que se modificara, o por lo menos que se reglamentara el sistema de exámenes. Pues señalaban que las fórmulas hasta ese momento utilizadas no garantizaban una evaluación imparcial.
Consideraban que la calificación que el profesor asignaba, no tenía más referente que el de la simpatía que pudiera sentir por determinados alumnos.
Por otro lado, dentro de los estudios de Derecho Penal realizados en aquel momento, se discutía la necesidad de analizar los actos humanos con la intención de evitar sancionar al sujeto inocente y que el culpable escapará de un merecido castigo.
Para el efecto se tomaron como base las teorías del Mr. Ortolan, quien las clasificaba en seis grupos: venganza, contrato social, reparación, derecho de conservación o defensa social, utilidad, y justicia absoluta.
También se felicitaba al Lic. Protasio P. de Tagle por su regreso a la impartición de la cátedra de Derecho Romano, que había desempeñado hasta 1876. Ello sumado al reconocimiento al Lic. Ignacio Mariscal, quien asumía el cargo de Ministro de Justicia y tomaba su lugar el mencionado maestro Tagle.
Entre otros nombramientos de principio de ciclo, se dio el del Lic. José María Velasco quien tomaba el cargo de Secretario de Justicia de la Dirección de la Escuela de Jurisprudencia.
Y como toda publicación, se comentaba la nota que sorprendía por su sentido absurdo y que sobre la consignación de un sujeto que intentó quitarse la vida, pues el “presunto suicida” fue remitido como reo de delito de orden común. Mismo asombro nos causa al enterarnos.
