Por Frank Lozano:
Es perfectamente entendible que el Presidente de la República salga a defender al Ejército. Se trata de un acto obligado por las circunstancias en el que un Presidente caído en desgracia, más que dar respaldo a una institución, lo busca para sí mismo. Lo que no se entiende es que Peña Nieto lleve al ámbito político a una institución esencial y constitucionalmente apolítica. El Presidente no puede convertir al Ejército en un actor político y usarlo como trinchera cuando es él quien está bajo ataque.
Su discurso ante los militares estuvo fuera de lugar. Hay muchas maneras de enaltecer a las fuerzas armadas, aunque ninguna se salve de los lugares comunes. Inevitablemente, el discurso hacia las fuerzas armadas destacará el valor, la lealtad, el sacrificio y la disciplina de quienes, efectivamente, muchas veces se juegan la vida. El mensaje parece una medida de presión adicional para acelerar la aprobación de la ley de seguridad interior, que daría más facultades al ejército en tareas policiales.
No obstante, en régimen democrático, no hay actor o institución ajena al escrutinio público. Quiera o no quiera verlo Peña Nieto, sí hay crisis en las fuerzas armadas. Y es una crisis que lleva más de diez años. Se trata de una crisis que el propio ejército no eligió. Se trata de una crisis impuesta. Y la crisis de las fuerzas armadas, ineludiblemente se refleja en una crisis de derechos humanos. Es la misma crisis por la que el PRI quiere que se apruebe su ley de seguridad interior.
Querer hacerle al gracioso y decir que “quienes ven crisis, la tienen en su mente” no es dirigirse a una persona en particular, es retar a todo un pueblo, que pasó de observar las crisis a vivirlas. Es ver cómo, eso que Peña Nieto pretende restringir a la mente de una persona, se viraliza, se desdobla y multiplica en todos los ámbitos de la vida pública.
La crisis de las fuerzas armadas, es apenas una de tantas crisis por las que simultáneamente atraviesa México. Tenemos crisis políticas, de liderazgos, de seguridad, de salud, ambiental, económica, educativa, deportiva, diplomática. Si revisamos tema por tema y área por área de la agenda nacional y hacemos comparativos con otros países entenderíamos de qué se trata el concepto crisis.
Peña Nieto mostró una falta de sensibilidad terrible hacia los mexicanos ¿de dónde saca ese tufo triunfalista? ¿Con qué autoridad moral se atreve a convertirse en crítico de sus críticos?
Si Peña Nieto quiere defender al Ejército, que lo saque de las calles. Que retire del congreso la iniciativa de Ley de Seguridad Interior. Que ponga sobre la mesa la despenalización de la producción de drogas. Que apueste a fortalecer a las policías estatales y municipales. Que cambie el modelo de seguridad hacia uno de proximidad. Que se meta en serio a disminuir la desigualdad y a generar oportunidades para los jóvenes. Que meta a la cárcel a los gobernadores y a los líderes sindicales corruptos. Que se deje de fanfarronerías y entienda de una vez que él y su partido están en el hoyo y que en el 2018, se irán por donde vinieron.