Éste no es otro artículo contra el PVEM

Por Frank Lozano:

La existencia del Partido Verde Ecologista Mexicano no le sirve a la ecología, ni a la política, ni a la representatividad ideológica, ni a nada, salvo al PRI. Desde su fundación, el Partido Verde ha sido manejado como una empresa familiar.

Los cargos internos y las candidaturas se deciden en función de una lógica: la afinidad hacia los intereses del clan domina la franquicia. Y resulta que la franquicia es un nido de corruptos, cuyo actuar en la gestión pública está lleno de escándalos, que sus principales figuras han sido cuestionadas en el ámbito personal y también en el político.

El Partido Verde ha hecho de la política una forma de prostitución institucional. El pragmatismo es su bandera y muestra de ello es su historial de alianzas electorales. El vacío de contenido, las posturas simplistas, electoreras y populistas, conforman la agenda de esta agrupación de sinvergüenzas.

El cinismo con que este partido ha desafiado al Instituto Nacional Electoral, evidencia dos cosas, en primer lugar, el desprecio del PVEM a la legalidad, y en segundo lugar, la vulnerabilidad y servilismo del propio INE que, en su pasividad y lentitud, le engorda el caldo a la estrategia del PRI.

El Partido Verde es el hotel de paso donde pernocta la famosa telebancada. Desde ahí defienden el duopolio. Desde ahí cuidan sus intereses las familias Salinas Pliego y Azcárraga.

No en balde, dos pseudo actores, de suyo tarados, son las voces oficiales de los infames y ofensivos comerciales de la mafia verde. Los spots del partido, calificados ya como actos anticipados de campaña, ameritan algo más que la multa que, tardíamente, les impuso el INE, ameritan perder el registro.   

Ambos, PVEM e INE, acentúan la crisis del sistema de partidos. Ambos contribuyen al deterioro de la democracia. Ambos son una pieza del desencanto que conduce a la apatía política y al abstencionismo.

Es un deber cívico de todo mexicano denunciar las prácticas del PVEM, así como también, alzar la voz contra el PRI por la postulación de la más rancia, vulgar, antipática e ignorante de las empleadas de Televisa, la Señora Carmen Salinas.

¿Qué tiene que aportar una mujer, que es símbolo de decadencia, del chisme barato y del espectáculo hueco, a un país que requiere distanciarse de la ignorancia, la decadencia, el chisme y el espectáculo? ¿En dónde ponemos los anhelos de cambio y de evolución institucional que las mayorías reclaman, cuando un partido es capaz de postular como representante a alguien que no posee el talento, la inteligencia, ni la capacidad para diseñar soluciones para el país?

Pero no debemos llamarnos a engaño, nadie mejor que Carmen Salinas representa lo que es el PRI y ningún partido mejor que el PRI, representa lo que la política no debe ser. Juntos hacen un binomio perfecto, ignorancia y perversión, oportunismo y cinismo.

El Partido Verde Ecologista Mexicano, el Partido Revolucionario Institucional y el Instituto Nacional Electoral, convergen en un camino que el resto no queremos transitar. Lo penoso para nosotros, es decir, para ese resto, es que no hay en el país a quién o a qué recurrir para evitar la catástrofe que se nos viene.