Por @Bvlxp:
Vengo de leer la Carta de Derechos del proyecto de Constitución de la Cedemequis o como se llame ahora. Uf, una expedición para la que definitivamente no estaba preparado. Leer el proyecto es como ir a Disneylandia: todo es fantástico. Un viaje cómico, mágico y musical de los derechos ciudadanos. Me compongo para proseguir. No sé bien en qué estaba pensando Mancera, o si estaba pensando, al estampar su firma en el legajo de ocurrencias que le entregaron los insignes redactores. Debe pensar que todos somos muy imbéciles o que es muy gracioso ser él o las dos cosas al mismo tiempo; también que estaremos tan en deuda con él, que le pagaremos tanto derecho entregándole la Presidencia de la República. Un hombre tan dadivoso, tan progresista y tan bueno no puede quedarse así nomás chiflando en la loma.
Sinceramente, todo el asunto es de risa loca. Sería inexplicable si uno no supiera quién escribió esta compilación de pifias y ocurrencias, pero cuando uno se entera de la membresía del Comité Redactor pues todo comienza a explicarse por sí mismo. La Constitución de la CDMX es lo que pasa cuando juntas a unos progres quedabien y a unos marxistas trasnochados. Me imagino los devaneos y soliloquios de Porfirio Muñoz Ledo sacándose de la manga cuanto derecho, a Cuauhtémoc Cárdenas escribiendo hasta dormido, a todo el Comité Redactor poseído por un éxtasis místico creando tan altas líneas, propósitos tan agradables, construyendo patria a golpe de máquina, obsequiándonos toda la tierra prometida y todo lo que nos merecemos. Sin entrar en legalismos, hice una selección de los mejores derechos y declaraciones de principios para su deleite. Veamos:
* “La dignidad humana es inviolable”. Sólo falta que la realidad aprenda a leer y a respetar.
* “Derecho a la ciudad”. Escuchó usted bien, tiene derecho a la ciudad. Ejerza este derecho con entusiasmo si puede descifrar qué significa.
* “Derecho a la memoria”. Ahora tiene usted derecho a la memoria, no lo olvide. Use este derecho sabiamente. No aplica para la gente de la cual usted no se quiere acordar, en la Cedemequis nada es a fuerza.
* “Derecho a disfrutar del tiempo libre”. Gracias a esta Constitución, usted podrá gozar del esparcimiento de forma completamente legal y a sus anchas. Sabemos que antes esto no era así. De nada.
* “Derecho a disfrutar de una sexualidad plena garantizada por las autoridades”. ¡Cóbrele todos esos orgasmos frustrados a la Cedemequis! Nota: se pagan contra factura y sin juzgar a sus amantes.
* “Derecho a la lectura y la escritura”. Olvídese de eso que leer es un placer, leer es un derecho. Que nadie se lo arrebate. Escribir también. Aquí tenemos plumas.
* “Derecho a una renta básica”. Vivir en la Cedemequis es tan terrible (o tan maravilloso) que usted tiene derecho a un dinerito por el solo hecho de estar aquí. Tal como lo escucha, no piense que estamos locos.
* “Derecho al conocimiento de la historia”. ¡Su coco de la escuela ahora es un derecho, exíjalo! Pida de la historia buena, nosotros se la contamos.
* “Derecho a expresarse en el idioma de su elección”. Aplica únicamente para los que, desafortunadamente, saben más de un idioma. La Cedemequis no puede ni quiere garantizar que usted sepa más de un idioma porque es extranjerizante y fuchi, pero tampoco queremos obligarlo a hablar en español si usted no lo habla.
* “Derecho a emprender proyectos culturales”. ¡No más lecturas de poesía clandestinas!
* “Derechos de las personas afrodescendientes”. Aclaramos que las personas afrodescendientes gozarán de todos los derechos de la Constitución porque ellas no son personas como todas las demás.
* “Derecho a una alimentación culturalmente aceptable”. No sabemos bien a bien qué significa esto, pero es importante que quede.
* “Derecho a la certificación de las capacidades laborales de las personas no asalariadas”. Certificado del Gobierno de la CDMX: Al Cuñado le quedan buenísimos los de nana, suadero y buche.
* “Derecho de las personas no asalariadas a recibir capacitación para mejorar el desempeño en su ocupación”. En el gobierno lo enseñamos a que le queden bien buenos sus tacos de canasta.
Un profesor preparatoriano habría sido indulgente y paciente con un grupo de alumnos que hubiera entregado un proyecto de Constitución redactado de esta forma como trabajo final; habría sonreído paciente y solidario, tierno y un poco socarrón de la candidez de sus pupilos. Pero no, esto es un proyecto que dice ser serio. Hay gente de la notable y de la no tanto discutiéndolo mientras usted lee estas líneas. No se ría, así estamos. Aquí nos tocó vivir.