Por Adriana Med:
Maybe I didn’t treat you
Quite as good as I should have
Maybe I didn’t love you
Quite as often as I could have
Little things I should have said and done
I just never took the time
You were always on my mind
You were always on my mind.
“Always on my mind”, J. Christopher, M. James y W. Carson
Hay canciones que no puedes escuchar sin que los ojos se te nublen y el corazón te llueva porque te recuerdan a alguien. A mí me pasa con Always on my mind, interpretada por Elvis Presley. Es mi versión favorita ya que captura a la perfección la melancolía de la letra escrita por Johnny Christopher, Mark James y Wayne Carson Thompson. Habla de una persona que siempre tuvo en su mente a alguien pero no supo demostrarlo. Del arrepentimiento de no haberle dedicado el tiempo que se merecía. Todas las cosas pequeñas que debió hacer y decir. El dolor de haberle dolido. El deseo de remendarlo, tal vez demasiado tarde. Posiblemente Elvis pensaba en su ex esposa, Priscilla, mientras la cantaba. Eso lo hace más triste.
Sé que la canción va dirigida a una pareja o una ex pareja, pero cuando la escucho yo pienso en mi hermano menor. Cuando era un niño pequeño a menudo se sentía solo porque no tenía nadie con quién jugar. Todas las navidades le pedía juegos de mesa a Santa Claus, pero estos terminaban empolvados en un rincón. Solía pedirme que jugara con él y yo, tan inmersa en mis dramas y tonterías adolescentes, casi siempre le decía que no.
Creo que lo único de lo que me arrepiento verdaderamente en mi vida es de eso. Si tuviera una máquina del tiempo la usaría para decirle que sí absolutamente todas las veces que me lo pidió. Por más cansada, ocupada o triste que estuviera. Ahora que los dos somos más grandes casi no podemos convivir aunque queramos porque estamos lejos. Pesa como el mundo. Y los años no volverán.
No quiero cometer el mismo error con mis futuros hijos ni con nadie que sea importante para mí. No hay justificación. A veces no tenemos dinero para comprarle algo a quienes amamos, pero siempre podemos regalarles un poco de nuestro tiempo, que al final es mucho más valioso. Los objetos se pierden o se tiran a la basura: los recuerdos perduran. Me emociona más pensar en las cosas hermosas que he vivido que en cualquier cosa que haya tenido. Y no pido mucho salvo ser un buen recuerdo para alguien. Me gustaría que todas las personas que he amado puedan esbozar una sonrisa al pensar en algo que vivimos juntos.
Por eso uno de los pocos consejos que puedo darle a los demás es éste: tómense el tiempo. Para sus seres queridos. Para las cosas pequeñas. Porque son las cosas pequeñas las que ocupan el mayor espacio dentro de nosotros. Jueguen con sus hermanos, abracen a su padre cuando lo vean, inviten a su madre a comer, denle un espacio en su agenda a sus viejos amigos, visiten a sus abuelos, saquen a pasear al perro. Todo eso significa algo para ellos y lo significará para nosotros cuando miremos hacia atrás, asustados por el paso del tiempo. Todo eso nos reconfortará cuando lleguen las despedidas que se avecinan y que son inevitables. Todo eso nos permitirá dormir por las noches cuando cada parte del cuerpo y el alma nos empiece a doler. Así que por lo que más quieran, dedíquenle tiempo a las cosas pequeñas. Si no lo hacen, algún día se arrepentirán. Como las personas que escuchamos Always on my mind.