Por Frank Lozano:
La segunda fuga del Chapo Guzmán de un penal de máxima seguridad es una noticia triste. Quiero creer que la euforia de algunos por la fuga del criminal tiene más que ver con celebrar la derrota del gobierno, que al hecho en sí de saber que hoy está libre un hombre sobre el que pesa directamente la muerte de miles de mexicanos.
Ambas cosas son graves. Por una parte, una sociedad que se ríe del gobierno del que se siente decepcionada. Que ante un hecho terrorífico inventa chistes. Que gestiona la realidad a través de memes.
El humor es la forma primitiva de paliar el desencanto. Sacia momentáneamente la sed de revancha de las masas eternamente ignoradas, pero se vuelve una losa que la perpetúa en la superficie. En la incapacidad de llegar al fondo, la sociedad se queda adentro del problema, se regodea de él, lo elude a carcajadas. El humor inmoviliza, México requiere acción.
Pero más grave aún es constatar la confusión moral de quienes ven en la fuga una esperanza y en el fugado un héroe. Expresiones de gozo, llamadas a misa y mensajes espontáneos inundan las redes sociales de un vacío de inteligencia que resulta ensordecedor.
La ineptitud del gobierno fortalece esta franja de irracionalidad en la que se mueven muchos jóvenes. La torpeza y la ineficacia gubernamental alimentan el mito de que un asesino y un criminal es más valioso que cualquiera.
El chingón es el que se fuga. El chingón es el que tiene los miles de millones de dólares para huir a través de un túnel.
Para los que no nos basta la risa, ni creemos en mitos, la fuga no puede leerse de otra manera que como el fracaso de la gestión de Peña Nieto y el triunfo de la corrupción. Ejemplifica la debilidad institucional, la falta de ética profesional del Secretario de Gobernación, que por respeto a sí mismo y para no hacer más hondo el ridículo en el que ha hecho caer al presidente, debería renunciar.
Apenas abrió la boca Osorio Chong, en un patético intento de mantener su chamba, comenzaron a generarse las dudas en torno a la fuga: se presume que el horario de duchas es por la mañana; el supuesto Chapo se mete a bañar con ropa y en la noche; lo presentan con una fotografía en la que aparece sin cabello y en el video luce una abundante cabellera; Osorio presume las tantas certificaciones del penal y nadie, ni la tecnología, ni los humanos, fueron capaces de detectar el ruido que, seguramente, debe producir el martilleo debajo de la celda de uno de los reos más peligroso del mundo cuando alguien intenta hacer un boquete; y para colmo, en el video que presentaron aparece lo que parece ser una tableta electrónica cuando, se supone, está prohibido que los internos posean ese tipo de cosas.
La burla se completa con la sugerencia de que las medidas de derechos humanos pudieron haber favorecido la fuga.
Mientras tanto, Peña Nieto está en París haciendo el ridículo mundial. Su esposa lo exhibe y él la exhibe a ella. Su relación es un síntoma más del desgobierno de este sexenio imperdonable. La Sorbona de París le entrega una dudosa medalla al hombre de los tres libros leídos. Hollande lo acompaña y cumple rigurosamente con su rol de simulador y aquí, nosotros, tragando habas.