Pido un aplauso

Por Frank Lozano:

Una frase sentenció la intentona del Presidente Enrique Peña Nieto de dar respuesta al asunto que resquebrajó su imagen en México y el mundo. No es la primera vez que el Presidente tiene un descuido de esa magnitud. Sobran los episodios que han sido transformados en memes en las redes sociales, que demuestran la capacidad de tropezar y echar por la borda las apariciones públicas del primer mandatario. 

De la anécdota, que, por decir lo menos, resulta patética, al trasfondo del asunto, hay mucho que decir. La frase confirma una vez más la estatura de nuestro mandatario: la de un jefe de Estado superficial. Revela a un hombre que no dimensiona la gravedad del asunto que intenta remediar. Pone de manifiesto su visión de lo que significa comunicar: un show mediático donde él hace las veces de un primer actor sediento de aplausos.

El gesto resulta ofensivo porque presupone que, además de intentar darnos atole con el dedo, debemos aplaudirle por ello. ¿Qué clase de país cree que gobierna Peña Nieto para esperar que se le aplauda por un asunto tan vergonzoso como lo es la investigación por el conflicto de interés? Su ignorancia y su torpeza son inversamente proporcionales al cuidado de su imagen personal.

De la anécdota, pasemos al fondo del tema. El nombramiento del nuevo titular del IFAI, que tardó nada más 26 meses en realizarse, es una hilarante e insostenible pantomima que fácilmente se demuestra rastreando los vínculos del nuevo titular, Virgilio Andrade, con nada más y nada menos que Luis Videgaray, uno de los sujetos de investigación del mencionado conflicto.

Lo demás es lo de menos. Es decir, el ungido, luego de una exhaustiva investigación, terminará por concluir que los procesos de adjudicación de obras se realizaron dentro del marco legal —mismo que manipulan a su antojo los funcionarios— y que por tanto, los presuntos implicados quedarán limpios y puros.

¿Ya se habrán dado cuenta lo que provocó el asunto de la relación del grupo HIGA en el plano internacional? ¿Ya se habrán dado cuenta que la credibilidad hacia el gobierno es nula, que persisten las dudas por los resultados de la investigación con la que pretenden darle carpetazo al asunto de los 43 normalistas de Ayotzinapa?

Con el nombramiento del nuevo responsable del IFAI parece que se echa por la borda la creación del sistema nacional contra la corrupción. Y lo peor del asunto es que las medidas que se plantean no tocan el verdadero fondo de la problemática, a saber, la ausencia de ciudadanía.

La raíz de la corrupción proviene de la falta de una cultura cívico política. Durante muchos años, el partido que hoy gobierna se dedicó a crear clientelas y no ciudadanos. Buscó el control social a través del control gremial. Hizo de la lucha sindical un monstruo insaciable. Instituyó la dádiva a costa de la política pública. Erigió en líder mesiánico a verdaderas ratas bajo la figura del líder sindical y por ende, pudrió el desarrollo cívico político del país.

¿Queremos luchar contra la corrupción? Eduquemos, para eso sí, pido un aplauso.