Por Bvlxp:
Es imposible procesar, siendo ajenos al fanatismo que sostiene las preferencias por Andrés Manuel López Obrador y su “Movimiento de Regeneración Nacional”, la inclusión de personajes como Nestora Salgado como parte de la oferta política del candidato presidencial y su partido. Que precisamente ahora que la elección se trata de una elección de principios, AMLO ha decidido abandonarlos. Que si en 2006 no quiso ganar haiga sido como haiga sido, en 2018 enarbole la idea de que ganar como sea y a como dé lugar es buena idea y que a nadie le importará demasiado de quién se acompañe porque Él es la encarnación del único bien que necesita la patria; que haya cedido ante el cinismo en una elección que se trata en el ánimo social, más que de ofertas contra los problemas urgentes de la nación como lo son la economía y la inseguridad, de una elección de principios, una elección de hartazgo ante la corrupción del PRI y de las prácticas de corrupción de la sociedad entera. Vamos, al abandonar el Partido de la Revolución Democrática y hacerse de su propio partido, el tabasqueño lo hizo bajo la etiqueta de la regeneración nacional… y procedió a llenarlo de pocas caras frescas y mucha de la gente que se ha encargado de la decadencia nacional.
Al mismo tiempo, Nestora Salgado representa una de las caras más fieles de Morena: un partido conformado por gente que no cree en las instituciones, que no cree en la ley, que cree que el pueblo siempre tiene la razón, que el pueblo siempre es la víctima, que hay que poner el pueblo por encima de la ley, que secuestros, procesos de “reeducación” que tienen ecos de los peores regímenes comunistas de la historia son aceptables en el marco de los usos y costumbres, que las víctimas importan sólo cuando no lo son del pueblo bueno. En las comunidades más abandonadas de Guerrero, Nestora Salgado se convirtió en una depredadora de sus paisanos, en una figura empoderada por la negligencia estatal bajo la figura de las policías comunitarias, en una Pol Pot de Tierra Caliente arropada por la infame Ley No. 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero, la cual es increíble que nadie haya impugnado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que forme parte del orden jurídico del Estado de Guerrero.
Nestora Salgado tiene tres causas abiertas en su contra por secuestro y homicidio, y eso no ha impedido que haya sido incluida en la lista de candidatos a una senaduría plurinominal de Morena. En la Recomendación 9/2016 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Salgado aparece señalada por pobladores de Olinalá, Guerrero, quienes, acusados por el sólo dicho de la “comandanta” y de la policía comunitaria, fueron víctimas de robo, privación de la libertad, trabajos forzados, maltratos físicos, abuso sexual, confinamiento en situaciones degradantes, con la posibilidad de terminar su calvario a cambio de una suma de dinero siempre fuera de las posibilidades de gente de escasos recursos que habita en esa zona carcomida por la pobreza. Nestora, la devoradora del pueblo por el pueblo y para el pueblo.
La progresía nuestra no es muy aficionada a los tecnicismos legales; siempre los vericuetos de la ley le resultan sospechosos y espurios, nada le gusta menos que el Estado de Derecho, al cual ve como un eufemismo de la dominación injusta de la burguesía (a la cual, dicho sea de paso, pertenecen). Por eso, es sospechoso el súbito amor que la progresía biempensante ha demostrado por el debido proceso en el caso de Nestora Salgado, dando el salto cuántico para afirmar que los errores procesales en su caso la hacen inocente. Increíble que, por hacerle el sombrerazo a AMLO, el candidato de su idilio, estén dispuestos a desoír el infierno al que las víctimas de la probable futura senadora fueron sometidas. Al parecer, al progre sólo le interesan las víctimas que lo son de las fuerzas del Estado (esas sí, sean quién sean) y los demás que se jodan. La mano justiciera del pueblo nunca puede estar equivocada.
Nestora Salgado fue aprehendida por las fuerzas federales y sometida a proceso. A medio juicio, Nestora, en un gesto digamos no muy alineado con los ideales del maoísmo que anima a las fuerzas rurales armadas por la pasividad e incapacidad del gobierno, enarboló su nacionalidad estadounidense y el proceso tuvo que reponerse para que tuviera acceso a la asistencia consular. Los procesos están vivos. Nestora no ha sido declarada inocente por tribunal alguno y los testimonios de las víctimas ahí están.
Independientemente de las argucias legaloides de los procesos que enfrenta Salgado, ¿qué necesidad tiene AMLO de ofrecerle el resguardo del fuero como senadora a Nestora? ¿Qué tipo de compromisos refleja esto? ¿Qué componendas tiene con estas fuerzas paraestatales que se encuentran armadas como sucede también con el caso del “doctor Mireles”? ¿Será que AMLO prepara la creación, bajo el cobijo institucional, de fuerzas armadas leales de forma paralela a las Fuerzas Armadas como sucede con las Guardias Bolivarianas en Venezuela?
¿Este el país que queremos? ¿Estamos locos?