Morena, los hechos alternativos y la posverdad

Por Frank Lozano:

Los actos documentados en los que la diputada y candidata de Morena a la presidencia municipal de Las Choapas, del estado de Veracruz, Eva Cadena Sandoval, recibe en tres ocasiones dinero en efectivo, confirman que en México todos los partidos son iguales.

El hecho es doblemente lamentable porque acaba con el mito de Morena como el paradigma de la pureza política. No así con la estela de corrupción que ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador desde su época como jefe de gobierno de la ciudad de México.

Los casos son del dominio público: el señor del las ligas, René Bejarano; Gustavo Ponce, el señor de las apuestas; Luis Costa, pidiendo seis millones de dólares para la campaña del Peje en el 2012; Ricardo Monreal y su maletín con un millón y medio de pesos en efectivo y tres de sus colaboradores detenidos en Chiapas por trasladar un millón de pesos cuyo origen no pudieron acreditar; Pedro Pablo de Antuñano, ligado a Monreal en la delegación Cuauhtémoc, detenido con 600 mil pesos en efectivo cuya procedencia tampoco quedó clara; grabación de un audio del gobierno de Veracruz donde se habla del acuerdo de dar 2.5 millones de pesos mensuales a las campañas de Morena y, según una nota de ayer, 3 de Mayo, del diario Reforma, 8 funcionarios de la Delegación Cuauhtémoc, que dirige Ricardo Monreal, fueron denunciados por pedir dinero a constructoras.

Hasta ahí algunos de los hechos emblemáticos de la corrupción que rodea y persigue al impoluto López Obrador. Lo triste de todo esto es y ha sido la respuesta de López. El señor Andrés Manuel cree que los mexicanos son tontos. Se burla una y otra vez de la inteligencia del votante recurriendo a su lugar común por excelencia: culpar a otros, eludir la responsabilidad, irse por la tangente.

Si existe un actor en México que evoca el fenómeno de la posverdad y los hechos alternativos, es él. Miente por costumbre. Es incapaz de sostener un debate. Carece de argumentos para defender una idea. Andrés Manuel López Obrador es un costal de lugares comunes. Un compendio de frases huecas.

Por su parte, Morena, su gran creación, es un movimiento irracional cuyo método de reclutamiento de cuadros es, por una parte, el lucro con la ignorancia y, por la otra, el pragmatismo político.

Morena no tiene militantes, tiene feligreses. En Morena no importa el talento, sino la obediencia ciega. No hay cuadros, hay residuos, ex militantes del mal, que por la amnistía del supremo líder se vuelven militantes de la ignominia. Conversos por conveniencia, tránsfugas y pragmáticos.

México no necesita un líder mentiroso y limitado, incapaz de articular argumentos y defender su ‘proyecto de nación’. No necesita de un líder político que, lejos de abonar a la verdad, crea confusión, dice verdades a medias o bien crea ‘hechos alternativos’ para no asumir su responsabilidad.

Por su parte, la política mexicana debe vacunarse en contra la posverdad, y en contra quienes la promueven como parte de una estrategia para crear confusión electoral. Da lo mismo que se trate de medios falsos, de falsos profetas, de partidos o instituciones. El daño que le hacen a la democracia lo pagaremos y con creces.