Por Frank Lozano:

Hasta hace unos días nadie la conocía. Su nombre es María de Jesús Patricio Martínez. A partir de ahora, será la vocera de millones de indígenas, a lo largo y ancho del país. ¿Por qué Marichuy es una luz en medio de la noche? Porque la noche que vivimos se vuelve cada vez más negra. Por que la luz es un símbolo, pero también es lo que nos permite ver.

En México, la desigualdad, la exclusión y la pobreza perviven ocultas; y ningún grupo social sufre más dichas condiciones que los grupos indígenas. En las calles se les mira de reojo; su existencia provoca incomodidad y comentarios racistas; se les castiga por posesión ilegal de identidad; se les criminaliza por su aspecto; se les segrega sistemáticamente; los despojan de sus territorios y de sus recursos; se les explota y a veces, se les exige ser lo que no son.

Marichuy es luz por el proceso del que surge. Una larga consulta entre los pobladores indígenas que viven en territorio nacional. No se autonombró. No surgió del capricho de un dedo. No responde a intereses económicos. Su nominación fue un ejercicio democrático genuino, horizontal, pausado y ponderado.

Se le eligió, no como a un mesías o a un salvador; mucho menos como a un caudillo, se le eligió para representar, para ser cauce, para ser conducto, para dar voz. Se le eligió para realizar una tarea monumental: volver a dar visibilidad al movimiento indígena.

Sin duda, Marichuy representa una amenaza para quienes ven la desigualdad como un botín político. Su figura, sin desgaste político ni moral, sin nexos con los poderosos, sin colaboradores incómodos o recaudadores de dinero, será vista por algunos como una pieza para desestabilizar.

Algunos intentarán cooptarla, seducirla, decirle ‘somos como tú’, ‘queremos lo mismo’. Algunos, en determinado momento quizá sean capaces de exigirle un ultimátum para sumarse o declinar a favor de ellos, so pena de juzgarla como un esbirro de la mafia del poder.

Marichuy tendrá que mantenerse firme. Buscar que los de la derecha, los del centro, los que se disfrazan de izquierda y los populistas sin proyecto, más que ficharla, adopten la agenda que está llamada a generar.

Si algo caracteriza a los grupos indígenas es la sabiduría. Es de esperar que Marichuy construya una narrativa combativa, soportada en datos, pero también en nombres, en realidades concretas. Será un momento muy especial para el país, observar el choque entre un bloque de visiones más o menos homogéneas y la visión indígena. Los diagnósticos, la revisión y debate de los temas, las soluciones que se propongan, las formas en que se haga. También será interesante ver cómo pone de nueva cuenta en el debate público la cuestión indígena. A veintitrés años del alzamiento armado del EZLN, han cambiado muchas cosas, menos el olvido a los grupos indígenas.

Desde ahora, podemos afirmar con toda categoría que no hay, ni habrá, un candidato que tenga más calidad moral para señalar y exhibir la podredumbre que Marichuy. En cierta forma, es nuestra candidata antisistema. Surgida de la sociedad civil. Humanista y activista. Políticamente marginal, más no ideológicamente marginada.

Abracemos y celebremos la aparición de Marichuy en la escena pública.