El mural de la Biblioteca Central

Juan O’Gorman, el reconocido arquitecto  y  pintor mexicano, entre 1949 y 1951 proyectó y dirigió la construcción de la Biblioteca Central en Ciudad Universitaria, edificio que recubrió con un mosaico pleno de piedras naturales sobre una superficie de cuatro mil metros cuadrados, con la intención de darle un carácter mexicano a dicho inmueble.

Cuando O’Gorman realizó el proyecto, éste fue aprobado con entusiasmo por el arquitecto Carlos Lazo, quien en ese entonces era el gerente de construcción de la Ciudad Universitaria; sin embargo, la tarea de conseguir piedras de todos los colores posibles no fue fácil, ya que tuvo que viajar por toda la República. En ocasiones, según palabras del propio O’Gorman, «hacía expediciones de hasta dos días y únicamente acompañado por guías y mulas atravesando desiertos».

O’Gorman logró plasmar la cosmovisión de una cultura milenaria. El tema predominante en la obra es la cultura, enarbolando la bandera de la misión universitaria, a través del devenir histórico, como espiritualidad, saber y forma de vida, desde la época prehispánica y mestiza, hacia un futuro ligado a los descubrimientos científicos contemporáneos.

Este mural es un ejemplo de la corriente funcionalista. La integración artística de los murales muestra un diseño en función de distintos puntos de vista del espectador en movimiento.

En el lado norte, el mural representa el pasado prehispánico de nuestro país; exhibe elementos en referencia al carácter lacustre de la antigua capital mexica, área que corresponde al actual Centro Histórico de la Ciudad de México; se encuentran también los jeroglíficos de las principales ciudades que bordeaban el lago de México, como Coyoacán, Churubusco, Iztapalapa, Xochimilco, Azcapotzalco y Tacuba.

En la pared del lado sur, nuestro pasado colonial, observando una visión del mundo europeo en conjunción con el indígena, y desarrollando el esquema del mundo colonial novohispano. En el mural se ubican del lado derecho las armas y frutos de la guerra; del lado opuesto, los frutos de la cultura más o menos constructora. Se subrayan dos aspectos de la conquista española, el civil y el religioso, destacando de uno y otro lado las figuras del conquistador Hernán Cortés y del primer arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga.

El muro oriente de la Biblioteca lo compone el mundo contemporáneo; se ve al átomo como el centro de la nueva cosmovisión, como el principio generador de la energía vital de los vegetales, las aves, los peces, los reptiles y el hombre, y de la energía potencial de los minerales. La realidad histórica del mundo de esa época, con la estrella roja del socialismo y el libro abierto de la cultura, también es representada por O’Gorman.

En este mismo mural, la realidad mexicana también es plasmada: del lado izquierdo, con el mundo obrero, industrial, transformador, opuesto al mundo rural, tradicional, conservador.

En el muro poniente se representa a la Universidad y al México actual; contiene el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México, creado en 1921. Además, se hace referencia a las actividades creativas y recreativas de nuestra máxima casa de estudios, con una enorme fuente de la sabiduría.

En algunos símbolos se hace referencia al mundo contemporáneo y a la actividad cotidiana de los universitarios, el estudio y la recreación; la creación del conocimiento y el entretenimiento también creativo y propositivo.