El feminismo aún es necesario

Por Adriana Med

No sé mucho de feminismo (ni de nada) y no he hecho mucho por las mujeres (ni por nadie), por eso me incomoda decir que soy feminista: me siento como una impostora. Pero una vez más llegó el día internacional de la mujer y no pude resistir la tentación de escribir algo al respecto. Es tan común leer todos los días a personas que creen que el feminismo es machismo a la inversa, o que consiste en odiar a los hombres, o que ya no es necesario, que resulta cansado. Si no tenemos intenciones de apoyar a una buena causa, lo mínimo que podríamos hacer es no estorbar ni insultar algo que no conocemos. Yo misma llegué a tener una mala imagen del feminismo pero luego me informé un poco más,  me di cuenta de mi error y me hice consciente de su importancia histórica. Respecto a si el feminismo ya no es necesario, considero conveniente echarle un ojo a estas alarmantes cifras tomadas de UN Women, UNICEF e INEGI para tener un poco de perspectiva sobre la realidad actual:

– A nivel global un 35 por ciento de mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual en el contexto de relaciones de pareja o violencia sexual fuera de relaciones de pareja.

– A escala mundial, más de 700 millones de mujeres que viven actualmente se casaron siendo niñas.

– Unos 120 millones de niñas de todo el mundo (poco más de 1 de cada 10) han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.

–  Más de 133 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital femenina.

– Las mujeres y niñas representan el 55 por ciento del total de víctimas del trabajo forzoso, estimado en 20,9 millones de personas en todo el mundo, y el 98 por ciento de las personas que son explotadas sexualmente contra su voluntad.

– Sólo el 9 por ciento de la titularidad de la tierra en los países en situación de conflicto o posterior a un conflicto está en manos de mujeres, en comparación con el 19 por ciento mundial.

– Las mujeres ganan entre el 10 y el 30% menos que los hombres por hacer el mismo trabajo.

– De los 875 millones de analfabetos que hay en el mundo, dos terceras partes son mujeres.

– Al menos una de cada tres mujeres ha sobrevivido a alguna forma de violencia basada en el género, muy frecuentemente por parte de alguien de su propia familia.

– En algunas culturas, la preferencia por los niños tiene como consecuencia la selección prenatal del sexo y el infanticidio de niñas. En la India, por ejemplo, hay 933 mujeres por cada 1000 hombres, lo que implica 40 millones de mujeres “desaparecidas”.

– 1.400 mujeres mueren cada día por causas relacionadas con el embarazo en el 99% en países en desarrollo.

– Más del 80% de los 35 millones de refugiados y desplazados en el mundo son mujeres, niños y niñas.

– En los países de la Unión Europea, entre un 40 y un 50 por ciento de las mujeres sufren insinuaciones sexuales no deseadas, contacto físico u otras formas de acoso sexual en el trabajo.

-En México 63 de cada 100 mujeres de 15 años o más han padecido algún incidente de violencia, ya sea por parte de su pareja o de cualquier otra u otras personas.

Ahora, habiendo leído todo eso, me pregunto si alguien se atrevería a mirar a los ojos a alguna de esas niñas o mujeres y decirle que el feminismo ya no es necesario. No porque a ti no te pase ninguna de esas cosas quiere decir que nadie las padezca. No porque tú no necesites (o creas no necesitar) el feminismo quiere decir que nadie lo necesite.

Estar en contra del feminismo me parece tan absurdo como estar en contra de los movimientos por los derechos de los niños o de los trabajadores. Sin embargo, no he oído a nadie quejarse de los movimientos por los derechos de los niños o de los trabajadores alegando que también deberían defenderse los derechos de los adultos y los desempleados. Una lógica así supone que no hay que hablar de ningún problema específico nunca (pobreza, explotación, racismo, homofobia, misoginia, xenofobia) para que nadie se sienta excluido.

El feminismo es diverso y es cierto que algunas autoproclamadas feministas se concentran en nimiedades, son  sexistas e incongruentes o se cuelgan del feminismo para declarar cosas que poco o nada tienen que ver con el movimiento y los derechos humanos, pero no entiendo por qué eso siempre escandaliza más que los problemas sociales graves que vivimos. Millones de niñas son mutiladas, violadas, vendidas o casadas cada año pero, claro, lo terrible, lo deleznable del mundo, son las “feminazis” que no quieren que les invites un café en la biblioteca o escriben tuits que te caen gordos.

Les exigimos mucho a “las feministas” que sean congruentes y hagan bien “su trabajo”. La crítica no solo es válida sino necesaria pero, ¿y nosotros qué? ¿Qué no también nos concierne? ¿No deberíamos estar haciendo ese trabajo que exigimos que ellas hagan bien? Es tan fácil lavarse las manos.

Haría falta entender que esto no es una competencia entre hombres y mujeres. Ojalá trabajáramos juntos por lo que es justo. No tiene sentido negar que algunos grupos están más oprimidos que otros o que algunos tenemos más privilegios. Es así. Ésa es la verdad. Puedes cerrar los ojos pero la verdad seguirá ahí, cobrando víctimas.

Porque trato de no ser ingrata, en el día internacional de la mujer pienso en todos los hombres y mujeres que lucharon por nuestros derechos sin descanso. Sin ellos cualquiera de mis privilegios sería impensable y hoy probablemente no estaría estudiando ni podría votar. Y también pienso en los hombres y mujeres que, no sin autocrítica y pese a los prejuicios, los estereotipos y la ridiculización de su protesta, siguen luchando. Y es que, sí, el feminismo aún es necesario.