El escudo y el lema universitario

En 1921, el rector don José Vasconcelos Calderón, con su peculiar y característico ingenio, se encargó de diseñar el escudo y el lema de la Universidad, los cuales acompañan a la institución hasta nuestros días.

Como sabemos, el escudo de la UNAM contiene un mapa de América Latina, desde la frontera norte de México hasta el Cabo de Hornos, plasmando la unificación de Iberoamérica. En el centro, dos mitades de las aves propias de los extremos de esta región: un águila real, que representa el extremo norte, México, y un cóndor, que representa al extremo sur, los países andinos. Con ello se buscó representar la misión y el carácter de la Universidad Nacional de México como un centro latinoamericano que impulsara a toda la región a progresar. En la parte inferior del escudo se observa el paisaje del Valle de México, con sus volcanes el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, y un nopal, planta característica de la región, en la base. Al frente, un escudo de corte medieval, el cual lleva en su periferia el lema de la Universidad, “POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”, y un banderín en la parte superior, que no deja lugar a dudas.

Las palabras del Maestro de América no podían ser más expresivas; las ganas que tenía de dar a la Universidad el grado que tiene el día de hoy lo resumía de la siguiente forma:

Imaginé así el escudo universitario que presenté al Consejo, toscamente y con una leyenda: ‘Por mi raza hablará el espíritu’, pretendiendo significar que despertábamos de una larga noche de opresión.

Vasconcelos expresó la importancia de acabar con el sometimiento y los cruentos enfrentamientos de antaño; los campos de batalla serían los de la cultura y la educación, para lograr una nueva época en el país en la que los mexicanos tuvieran presente la necesidad de fusionar los pueblos y la cultura a partir de los factores espirituales, de raza y de territorio, con el sueño bolivariano de una América unida.