Eduardo López Betancourt

En nombre del Derecho se aprueban leyes incoherentes, absurdas, ajenas a la exigencia de la angustiante realidad.

Don Raúl Eduardo López Betancourt nació el 7 de noviembre de 1944 en la ciudad de Iguala, estado de Guerrero.

Inició su educación en la Escuela Primaria Andrés Figueroa, posteriormente ingresó a la Escuela Secundaria Plan de Iguala, ambas ubicadas en su ciudad natal. Terminó el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria. Cursó sus estudios profesionales en la Facultad de Derecho, mismos que concluyó con la defensa de la tesis Los tratados internacionales dentro del orden constitucional mexicano. Contrajo matrimonio con Elba Cruz y Cruz. Desde 1977, es maestro en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras, grado que obtuvo con la defensa de la tesis El antifederalismo de Carlos María de Bustamante. En 1983 recibió el grado de doctor en la disciplina anterior, con la tesis Carlos María de Bustamante: Legislador, 1822-1824. En el año 2000 se le nombró doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Nayarit, por la tesis Pedagogía jurídica.

Desde el 1 de abril de 1967 incursionó a la docencia en su alma mater, como profesor del primer curso de Derecho penal. Ha sido catedrático de la División de Estudios de Posgrado; de la Escuela Normal Oral; de la Superior de México; de la Facultad de Filosofía y Letras; de Psicología y de la Escuela para Extranjeros de la Universidad. Se ha desempeñado como jefe de clases de civismo en diversas escuelas secundarias de la capital. Don Juan Jorge Bautista Gómez afirma que es un “…Autor que siempre se ha distinguido por ser un gran analista jurídico, político, del mundo contemporáneo y del Estado mexicano”. Ha sido presidente del Comité de Tutorías de Derecho Penal y Procesal Penal de la División de Estudios de Posgrado; profesor distinguido con la categoría académica de Catedrático UNAM; miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; consejero universitario, representante de los profesores de nuestra Escuela; y presidente del consejo consultivo de la Barra Nacional de Abogados. Asimismo, fue profesor de enseñanza secundaria. En el Colegio Madrid impartió la asignatura de Derecho positivo mexicano.

Fuera del ámbito académico ejerció, entre otros, los cargos de: abogado de atención de amparos en el Departamento de Asuntos Agrarios; subdirector general de Gobernación en el Distrito Federal; y procurador general de justicia del estado de Guerrero.

Ha asesorado múltiples tesis profesionales y ha sido llamado como colaborador permanente de diversos diarios de circulación nacional; además, ha dictado gran cantidad de conferencias. Entre sus obras más importantes se encuentran:  El derecho en México; La crisis; Ideario jurídico y social; Glosario jurídico penal; Manual de derecho positivo mexicano; Introducción al derecho penal;  Teoría del delito y de la ley penal; Imputabilidad y culpabilidad; El delito de fraude: reflexiones; Delitos en particular; No te conozco: hechos reales con visos de novela; Serpentario y cartas a los hombres del poder; Derecho constitucional; Drogas: su legalización; Drogas: entre el derecho y el drama; Derecho procesal penal; y Pensamientos, 1998. Entre las obras que ha escrito en coautoría, destacan Reglamentación de las jurisdicciones indígenas en México y La prueba indiciaria presuncional o circunstancial en el nuevo sistema penal acusatorio.

El maestro es un generador de debate, por lo que le han granjeado buenas y malas querencias, pero nunca indiferencias. Él mismo lo reconoce cuando en su página web puede leerse “…Es crítico asiduo de los malos sistemas políticos. Su valor civil ha sido motivo de persecuciones y descalificaciones”. En el portal Mis profesores hallé esta opinión sobre la calidad docente de don Eduardo: “…Me parece uno de los mejores maestros de la Facultad; realmente considero que quienes lo critican no tienen argumentos sólidos (…). Aunque es muy duro, realmente es un gran maestro (…) ya que el aprendizaje es responsabilidad del alumno”; o esta otra: “…Tiene una personalidad única y si critica a la autoridad es porque ha sufrido mucho a lo largo de su carrera por no callarse”; y esta última: “…Nadie se salva de los defectos, así que en mi opinión es un excelente profesor, le importa el progreso de sus alumnos y su formación”.

En su carrera profesional ha recibido diversos reconocimientos. Es doctor Honoris Causa por el Consejo Directivo Internacional del Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa, en Punta del Este, Uruguay. En 2010, fue merecedor del Premio Jus.

Durante la imposición de su nombre en un aula de la Universidad Autónoma de Guerrero, don Ricardo González Reyes se refirió a él con las siguientes palabras: “El homenaje que hoy rendimos a don Eduardo López Betancourt es solo la consecuencia indiscutible de toda su aportación a la unidad académica, y no solo a ella, sino, en general, a la formación de maestros y doctores en Derecho. En Guerrero se le considera uno de los más brillantes juristas del país y nos sentimos orgullosos de que él, como nosotros, sea un gran guerrerense”.