Por Oscar E. Gastélum:
Let me tell you about the very rich. They are different from you and me. They possess and enjoy early, and it does something to them, makes them soft where we are hard, and cynical where we are trustful, in a way that, unless you were born rich, it is very difficult to understand. They think, deep in their hearts, that they are better than we are because we had to discover the compensations and refuges of life for ourselves. Even when they enter deep into our world or sink below us, they still think that they are better than we are. They are different.
Scott Fitzgerald
Los cachorros de la oligarquía nacional volvieron a exhibir su inagotable y obscena inconsciencia social ante las cámaras, en la más reciente entrega del video de graduación del Instituto Cumbres. Un documento que refleja con prístina claridad la pobreza ética, estética e intelectual de nuestras “élites”, y el putrefacto sistema de valores de un país esquilmado por criminales y herederos prepotentes que se jactan de lo que poseen aunque no hayan hecho nada para ganárselo, ante la pasiva admiración de un pueblo que sueña con emularlos.
Y es que en este país salvaje suele apreciarse más la ausencia absoluta de escrúpulos que el talento, el esfuerzo, la inteligencia o la creatividad. La cortesía es interpretada como un síntoma inconfundible de debilidad y la patanería prepotente el camino más corto para ganarse el respeto ajeno.
Nuestros millonarios, con contadas y dignas excepciones, conforman una clase parasitaria que no le aporta nada valioso al país o a la humanidad, todo lo contrario. Pues sus fortunas no fueron forjadas con trabajo duro, ingenio o imaginación, sino con corrupción y crimen. El segundo hombre más rico del mundo es mexicano y amasó su fortuna regentando un inmenso monopolio que le asignó uno de los presidentes más corruptos de la historia, y desde el cual ha ordeñado sin piedad ni pudor a sus consumidores cautivos, es decir, al país entero.
¿Dónde demonios está el Steve Jobs mexicano? Seguramente perdido en algún rincón del vasto territorio nacional y sin ninguna oportunidad de desarrollarse, mientras los nenes del Cumbres reciben el país en bandeja de plata para usufructuarlo a su antojo.
Por si esto fuera poco, la política se ha transformado en un nido de ratas al que ninguna persona decente se atrevería a acercarse. Baste recordar que el país es “gobernado” por un ladrón mentecato e ignorante, un auténtico hombre sin atributos que representa los valores de esta sociedad, corrompida hasta la médula, tan bien como los repelentes retoños del simulacro de aristocracia que lo encumbró.
Por eso no podemos sorprendernos ante la vulgaridad soez del puñado de mozalbetes malcriados que aparecen en el video. Después de todo, no hacen sino imitar las actitudes y perpetuar los valores de sus mayores. No hay que olvidar que pertenecen a familias que, refugiadas de la cruda realidad detrás de muros electrificados, camionetas blindadas, guardaespaldas y una gruesa capa de indiferencia, cinismo e ignorancia cuidadosamente cultivada, han aprendido a habitar un país que, a pesar de ser inmensamente rico, está atestado de miserables.
Tampoco debería extrañarnos la misoginia pueril y despechada que permea el video. ¿Qué puede esperarse de quienes han sido “educados” en una institución ignominiosamente fundada por el violador serial de niños Marcial Maciel, un criminal de pútrida reputación y cuya sórdida existencia sorprende, perturba y avergüenza hasta en un país tan acostumbrado al crimen como este?
Una organización que, además, fue diseñada con la única misión de reclutar a los vástagos de la alta burguesía nacional, e internacional, lavándoles el cerebro desde la más tierna infancia e inculcándoles, entre otras muchas taras, una noción enfermiza y retorcida de la sexualidad, para poner sus fortunas e influencia al servicio del catolicismo más reaccionario.
Para que semejante empresa pudiera considerarse “cristiana” habría que retorcer la filosofía de Cristo hasta volverla irreconocible y poder resumirla en una sola frase: “Que un rico entre al reino de los cielos es tan fácil como pasar una aguja por el ojo de un camello”.
Debo confesar que siento un poco de lástima por esos ridículos payasos adolescentes. Su impudicia inconsciente los exhibió de cuerpo entero y ahora todos sabemos que una de sus patéticas y delirantes fantasías es ser perseguidos por mujeres hermosas como si tuvieran algún talento o virtud digna de admiración. Y es que no debe ser nada fácil vivir una vida en la que tus únicos perseguidores potenciales son curas pedófilos y bandas de secuestradores.
Hay quienes creen que hay que ser indulgentes ante la antiestética insolencia de los futuros amos del país porque “aún son muy jóvenes”. Pero un graduado de preparatoria no es ningún niñito inocente, está al filo de la mayoría de edad, y todo aquel que pueda ir a la guerra o a la cárcel, tenga derecho al voto o pueda beber alcohol en un bar, debe responder por sus acciones. De hecho, los muchachones que aparecen en el video están tan grandecitos que, con toda seguridad, su “Père” Marcial Maciel ya no se sentiría atraído por ellos.
Es una lástima que la palabra “naco” esté tan cargada de clasismo y racismo, pues sería ideal para describir a gente como esta. Propongo rehabilitarla y aplicarla, única y exclusivamente, a especímenes como la familia presidencial o los alumnos del Cumbres. Seres en los que el cretinismo ético, estético e intelectual se funden de manera irredimible.